Cambio climático e impacto ambiental

La principal tendencia en el sector de la energía a nivel global tiene que ver con la posibilidad de encontrar sustitutos energéticos a los combustibles fósiles. Los sustitutos más importantes están liderados por la energía solar fotovoltaica y la energía eólica. A diferencia de los generadores diésel, los paneles solares no generan ruido ni generan emisiones de CO2 durante su uso, y su implementación aporta puntos para certificaciones ambientales. Lo anterior implica una disminución en el impacto ambiental y en la huella de carbono de la producción energética (Romero Escobar, 2022). Esto implica una revolución de los procesos tecnológicos, de abastecimiento y de transporte, los cuales están muy relacionados con el sector de la energía (Franco Díaz & González Cabezas, 2021).

A pesar de que los sistemas fotovoltaicos no generan contaminación por CO2, hay que hacer una buena disposición al final de su vida útil. Una opción es el reciclaje de los paneles solares, (se puede reciclar hasta el 85% de un panel), y planes de recolección y reciclaje. Los paneles solares deben ser recolectados y reciclados de forma correcta, porque en su fabricación se usan metales pesados. Es necesario asegurar un adecuado manejo posconsumo no solo a los paneles solares, sino también a las baterías, las cuales contienen plomo, un metal que es tóxico; y su vida útil es entre 1 y 5 años. Con el fin de mitigar el impacto ambiental, se debe proceder de la siguiente manera: Brindar capacitación a los usuarios que usen bien las baterías y al final de su vida útil, estas sean entregadas a empresas certificadas para ser recolectadas y recicladas. Es conveniente hacer una visita cada año para validar el estado de las baterías, para que sean recolectadas las que ya hayan terminado su vida útil (Romero Escobar, 2022).

 Urbanización

Los efectos ambientales del calentamiento global aumentan la urgencia de modificar el desarrollo urbano. En ese sentido, es necesario revisar tecnologías que aprovechan los recursos urbanos en términos de energía. No se puede ignorar que las zonas urbanas son el resultado y la consecuencia del desarrollo energético. Estas agrupan a más del 50% de la humanidad, concentran edificios, medios de transporte, procesos industriales y otro tipo  de infraestructuras. Las áreas urbanas consumen más de dos tercios de la energía. Para el caso de la implementación de los paneles fotovoltaicos en entornos urbanos, esto depende de varios factores: recursos, capital, soporte tecnológico, aceptabilidad social, soporte institucional y restricciones arquitectónicas. La disponibilidad de espacio en los tejados es otro factor crucial para este tipo de aplicaciones. Si se dispone bien del espacio, se podría visualizar a la ciudad como una planta de energía fotovoltaica distribuida (Barragán et al., 2019).

 Cambio demográfico

Hay cinco áreas clave en las que el aumento de la población tendrá un fuerte impacto: agua, energía, salud humana, alimento y aire. Según las Naciones Unidas, se estima que para el año 2056 la población global podría elevarse a 10.000 millones de personas. El impacto de la población podría mitigar un poco si aumenta la conciencia ambiental y del cuidado de los recursos naturales. Por otro lado, el sol es una fuente abundante de energía renovable y tiene la capacidad de satisfacer las necesidades futuras de energía si se sabe almacenar y distribuir (Bécares, 2017). Además, el aumento de la población implica un mayor consumo de energía, en ese sentido, es necesario diversificar la generación de energía para poder satisfacer la  demanda energética (Contenidos, 2021).

 Nuevos patrones de consumo

El consumo mundial de electricidad está aumentando más rápido que la población mundial. La electricidad se utiliza con mayor frecuencia en edificios (iluminación, aire  acondicionado y electrodomésticos), en procesos industriales y en el transporte para alimentar trenes y vehículos (Roca, 2020). El consumo energético ha experimentado un incremento sostenido desde 1990, con una tendencia creciente desde 2010. Esta situación se deriva del crecimiento económico y de una mejor calidad de vida. Las proyecciones indican que esta tendencia se mantendrá en el futuro. (Manos Verdes, 2021).

 Nuevos patrones de movilidad

La energía solar fotovoltaica converge con la movilidad eléctrica porque se necesita electricidad para cargar los vehículos. A diferencia de los automóviles que usan gasolina o diésel, los vehículos eléctricos no generan emisiones GEI, pero también hay que garantizar que la fuente de energía sea renovable. La energía solar fotovoltaica no solo representa una alternativa técnica viable, sino también una oportunidad estratégica para transformar nuestro modelo energético hacia uno más justo y sostenible. Sin embargo, su despliegue masivo requiere más que avances tecnológicos: exige planificación urbana, regulación ambiental, educación ciudadana y compromiso multisectorial. Es momento de impulsar políticas públicas que fomenten la inversión en energías limpias, fortalecer los sistemas de recolección y reciclaje de componentes, y promover una cultura energética responsable. El futuro solar es posible, pero solo si lo construimos desde hoy, entre todos.

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